A raíz de la noticia aparecida en el periódico Heraldo de Aragón el 17/5/17, compartimos con vosotros las impresiones de uno de sus alumnos, quien por cierto acaba de unirse activamente a nuestro delirante grupo.
Hace cinco años, era mi primer día de la más hermosa
aventura que decidí embarcarme en mi vida, estudiar enfermería, en la Escuela
de Ciencias de la Salud, en Zaragoza, decidí que iba a dedicar mi vida a cuidar
de los demás, con entusiasmo, entrega y grandes dosis de pasión.
En este camino de clases, seminarios, horas y horas de
estudio y prácticas, pasan a tu lado todo tipo de tituladas en enfermería y
docentes; personas que no deberían de ejercer como enfermeras ni como docentes,
personas no muy buenas enseñando, otras mejor preparadas tanto como enfermeras
como en la labor docente, otras que realmente ibas a sus clases con ganas
porque eran buenas y luego estaban las enfermeras que te hacían salir de clase
con una sonrisa en la boca y pensando “quiero algún día ser tan buen enfermero
como ella”.
Pues bien, este es el caso de Natalia Becerril, sin duda,
una de las mejores profesoras que tuve en mi estancia en la universidad,
competente, apasionada por esta profesión, con una calidad humana enorme y que
hacía las clases participativas y atractivas como nadie lo sabe hacer en esa
facultad.
Hace unos días me enteré que por cierto resquicio legal de
incompatibilidades de horarios no iba a seguir dando clases en nuestra facultad,
entre otras, mi admirada profesora, y siento que es algo
realmente doloroso e injusto, puesto que sólo por la pasión que puede insuflar
a las nuevas hornadas de enfermeras, este resquicio legal debería ser
considerado como algo a modificar, puesto que dudo mucho que la nueva docente
llegue al nivel que desplegaba Natalia en sus clases.
El objetivo de estas líneas es que, si llegan a Natalia,
sepa que hubo muchas enfermeras que estuvimos marcadas por esas ganas de hacer
crecer la profesión y que la semilla que plantó, ya es imparable, vamos a hacer
de la profesión enfermera cada día un poco más humana, científica, autónoma y
eso es gracias en gran parte a toda tu dedicación y ejemplo.
Muchas gracias por todo profesora, aunque seguramente ahora
sean días tristes, el paso del tiempo cicatrizará esa herida que ahora está
reciente, y todos los valores que nos inculcaste a cuatro generaciones de
enfermeras serán un bálsamo que cure este dolor.
Un abrazo fortísimo.
El Periódico de Aragón también se hizo eco de la noticia, el 23/5/17:
No podemos acabar sin preguntarnos: ¿Dónde está el Colegio de Enfermería de Zaragoza cuando hace falta defender a unas profesoras así? ¿Así es como se pretende fomentar la investigación y la docencia entre las enfermeras asistenciales del SALUD? ¿Por qué esta ley de incompatibilidades se aplica especialmente a las enfermeras (y no a todas igualmente) y no tanto a otro personal facultativo que también da clases en nuestra Universidad?
#TomaTuColegio
#DignificaTuProfesión
Mi querido Antonio y mis queridos cachorr@s, tod@s, simplemente el hecho de ser testigo de la clase de seres humanos Q sois me llena completamente el corazón.
ResponderEliminarYa os hize llegar mi agradecimiento sin hacerlo público y, sólo puedo decir gracias. Gracias por llenar mi vida y por ser tan generosos conmigo, nunca podré olvidar los maravillosos momentos Q hemos vivido en el aula.
Nada, absolutamente nada podrá enturbar mis recuerdos con vosotros. Luchar, vivir y no dejéis de soñar.
Gracias por ser unos alumnos excepcionales, incluso en vuestras críticas y vuestras ausencias me habéis enseñado.
Siempre estaré ahí para cuando os pueda servir de ayuda.
Un abrazo enorme a todos